La separación es una herida narcisista que pone en duda la estima que uno se debe a sí mismo.
El sufrimiento se centra en la pérdida de la persona amada: ¿por qué yo?, ¿qué
hice?. Este dolor provoca un repliegue hacia las preocupaciones relacionadas
con la separación.
Divorcio y separación ¿cómo afrontarlo?
Este sufrimiento es normal y no requiere tratamiento si no
excede una determinada intensidad y si no se vuelve permanente. En caso contrario, consulte con
su médico, quien en un momento dado puede prescribirle medicamentos para luchar
contra la depresión.
Superar la dificultad es cuestión de tiempo. Luche contra el
aislamiento y contra el deseo de estar solo. Una separación puede ser un
traumatismo profundo que acarrea un sentimiento de culpabilidad y de fracaso.
No debe permanecer en esa situación emocional: haga que lo ayuden sus amigos,
su familia. Ensanche su círculo de relaciones y emprenda nuevas actividades
sociales, después de un divorcio, el deseo de rehacer su vida surgirá más tarde
o más temprano, no lo rehace.
También es importante hablar de ello a los niños. Suele ser
inútil que usted le oculte por mucho tiempo a su hijo el conflicto conyugal.
Explíquele la situación con la mayor sencillez posible. Sobre todo, no invente
explicaciones inverosímiles. Procure conservar el vínculo que él tiene con cada
uno de sus progenitores, y respete sus sentimientos hacia uno y otro.
Explíquele también la diferente naturaleza de las relaciones conyugales y la de
la relación entre padres e hijos.
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